La eficiencia energética se puede definir como la reducción del consumo de energía manteniendo los mismos servicios energéticos, sin disminuir nuestro confort y calidad de vida, protegiendo el medio ambiente, asegurando el abastecimiento y fomentando un comportamiento sostenible en su uso.
El cambio en el marco normativo producido por aprobación de la Directiva Europea de Eficiencia Energética en Edificación, 2002/91/CE y su traslado a la legislación española está haciendo aparecer nuevos requerimientos en el sector de la edificación en aquellos aspectos relativos al consumo de energía, iluminación, aislamiento, calefacción, climatización, agua caliente sanitaria, certificación energética de edificios o utilización de la energía solar.
¿Qué lo regula?
En España, el Real Decreto 47/2007 del 19 de enero, es el encargado de regular el Procedimiento Básico para la Certificación Energética de edificios de nueva construcción.
Al quedarse "corto" este procedimiento, el Gobierno de España introdujo en febrero de 2012 un nuevo procedimiento que complementa al mencionado anteriormente, siendo éste el Proyecto de Real Decreto por el que se aprueba el procedimiento básico para la Certificación Energética de edificios existentes.
Este último Real Decreto se encuentra en Fase de Audiencia, y entrará en vigor antes del 1 de enero de 2013, por lo que será de aplicación a partir de dicha fecha.
También nos encontramos la Normativa vigente por Comunidades Autónomas, en nuestro caso Andalucía, siendo la ORDEN de 25 de junio de 2008, por la que se crea el Registro Electrónico de Certificados de eficiencia energética de edificios de nueva construcción y se regula su organización y funcionamiento.
A raíz de estas disposiciones, la nueva normativa hace que el propietario que quiera vender o alquilar su vivienda, tenga la obligación de obtener un Certificado de Calificación Energética emitido por un técnico competente.
¿Por qué es obligatorio?
Basándonos en directivas europeas, España se encuentra a la cola en cuanto a construcción eficiente se refiere. Por tanto, el usuario tiene derecho de saber que tipo de vivienda está comprando o alquilando teniendo como referencia esta calificación energética.
Piense que el usuario que compra un producto le interesa saber el rendimiento del mismo, y eso es lo que conseguimos con el Certificado de Eficiencia Energética. Conseguimos que el cliente sepa lo que verdaderamente está comprando o alquilando.
Podemos poner el siguiente ejemplo:
VIVIENDA A: Precio de alquiler 500 €/mes VIVIENDA B: Precio de alquiler 500 €/mes
CALIFICACIÓN ENERGÉTICA: TIPO C CALIFICACIÓN ENERGÉTICA: TIPO D
Con estos datos podemos deducir que la vivienda A nos sale más rentable economicamente debido a que tiene un mayor rendimiento energético al tener una mayor calificación energética.
Eso quiere decir, que el gasto mensual de energía, (calefacción, ACS, gas, electricidad, etc.) tendrá una menor repercusión en la vivienda A, que en la vivienda B, al ser A de una calificación superior.
Es evidente que el usuario debería decantarse por la vivienda que obtenga una mejor calificación, es decir la vivienda A; pero esto es elección de cada uno.
¿Qué es el Certificado de Eficiencia Energética?
El Certificado de Eficiencia Energética es un documento oficial redactado por un técnico competente, que es resultado del proceso de certificación energética de una vivienda o edificio.
El primer paso es realizar una inspección y toma exhaustiva de los datos de la vivienda o edificio a certificar. Debemos tener en cuenta la envolvente térmica del edificio o de la vivienda, los espesores y composiciones de sus cerramientos y los tipos de sistemas de generación de energía, ya sea para electricidad, agua caliente sanitaria, calefacción, aire acondicionado, etc.
El siguiente paso consiste en calcular su eficiencia energética mediante unos complejos programas de simulación y comparación estadística.
El proceso finaliza con el resultado, que expresa la calificación de su eficiencia, asignándole a la vivienda una determinada categoría en una etiqueta energética, igual que la de los electrodomésticos. En la etiqueta se expresan además los valores estimados de consumo de energía de la vivienda, tanto en calefacción, como en refrigeración y en la producción de agua caliente sanitaria. Debe recoger los datos gráficos necesarios para la identificación del inmueble.
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